NOTA: esta entrada de blog ha sido modificada de su versión original.
En la industria del entretenimiento, una “triple amenaza” es una persona que pueda cantar, bailar y actuar. En Roland DG hemos dominado las tres disciplinas de impresión, corte, e impresión-y-corte combinados. Como muchas “triples amenazas” de Hollywood, en Roland DG nos hemos percatado que uno de nuestros talentos ha relegado a un segundo plano a los otros dos. En nuestro caso, nos hemos hecho muy conocidos por nuestros dispositivos de impresión/corte. Ofrecemos una amplia variedad de tamaños y configuraciones, y hemos sido los líderes del sector desde que hace más de 18 años lanzamos las primeras máquinas integradas.
Sin embargo, también fabricamos muy buenas impresoras que no cortan, y cortadoras de calidad profesional que no imprimen. En la industria se ha debatido mucho sobre qué hardware logra el “mejor flujo de trabajo” y, como pasa con la mayoría de las preguntas difíciles, la respuesta es rotunda e inequívoca: “depende”. Personalmente me apasionan los autos, así que tiendo a comparar todo empleando términos automovilísticos. Es absolutamente imposible determinar si un Ferrari o una pick-up Ford es mejor que el otro sin entender cómo será usado: uno ganará carreras, la otra transportará madera y otras cargas. Y ninguno es una buena opción si no tiene las habilidades para enfrentar una tarea específica.
Ocurre igual con el dilema de la impresora/cortadora integrada vs. máquinas separadas. La mayoría de los argumentos que he visto giran en torno al ahorro de tiempo, así como al rendimiento logrado, al separar funciones. Estos argumentos son completamente correctos. Al operar a plena capacidad y usar ambos dispositivos de manera constante, la configuración de dos máquinas permitirá producir más día a día; pero si nos enfocamos únicamente en tiempos de producción, nos perderemos algunos puntos clave.
Para obtener una máxima eficiencia usando máquinas separadas, los operadores tienen que estar disponibles a fin de procesar grandes trabajos en secciones, interrumpiendo sus demás tareas de forma muy frecuente para mover material desde la impresora hacia la cortadora, registrar las impresiones, y procesar el archivo a través del software de corte. Solo dividiendo largos tirajes de calcomanías en secciones, se puede garantizar que ambas máquinas funcionen simultáneamente y, si no hay un operador disponible, se perderá gran parte del tiempo teóricamente ahorrado, ya que las impresiones esperan que alguien se desocupe para hacer algo con éstas. Por otro lado, una impresora/cortadora integrada hace que el usuario envíe el trabajo una sola vez, a una sola máquina, usando un solo software, y luego vaya y trabaje en algo más. Ese “algo más” puede ser presentar propuestas para más trabajos, instalar, diseñar, o incluso cenar con la familia. Una máquina integrada también ahorrará valioso espacio en un taller más pequeño.

Esta es una cortadora Roland DG de 162 cm. Si usar dos máquinas es adecuado para su estilo de trabajo, esta cortadora se integra a la perfección con una TrueVIS™ VF2-640 u otras impresoras de formato grande Roland DGA.
Para talleres muy activos que hagan funcionar sus impresoras ocho o diez horas al día y tengan operadores dedicados, las máquinas separadas pueden ser la decisión correcta. Si siempre hay alguien en una sala de impresión listo para hacer la labor requerida, Roland DG ofrece fantásticas soluciones para dicho entorno. Por otro lado, tenemos muchos propietarios que en sus negocios ocupan varios cargos, y notan que el poco tiempo que puedan ganar será desfasado por las oportunidades perdidas al detener otra tarea y mover vinilos de un lado a otro.
En conclusión, no estamos tratando de decirle qué es “lo mejor” para su negocio. Es su empresa, por tanto la decisión es suya. Tratamos de dar información y opciones suficientes para ayudarle a tomar fácilmente una decisión que sea adecuada a su estilo de trabajo.
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